El fútbol nació en
Inglaterra, vivió de niño en Europa y emigró a Sudamérica en plena
adolescencia. Dicen que fue en Argentina donde perdió la virginidad y alcanzó
su momento más álgido completamente enamorado. Después de Diego y de
Fontanarrosa ya habrá poca cosa. Tenemos que ir añadiendo a Messi a esta
Santísima Trinidad...
De Maradona, qué más
vamos a contar. Quizá Roberto Alfredo –puro culebrón– Fontanarrosa, no sea
tan conocido en España, un pecado. Y eso que le fichó el diario Marca para su
contraportada. El pobre, ya mayorcito, no duró mucho y los españoles nos
quedamos sin disfrutar de este genio del fútbol de manera más cercana. Quizá no
marcaba los goles de Maradona, pero con otro talento nos hizo disfrutar de este
deporte como el eterno ‘10’ albiceleste. El central de la guadaña nos hizo una
faena con este personaje entrañable, incluso más para la humanidad que para el
propio interesado, uno de los pocos casos. Una larga enfermedad crónica le
había torturado antes dejándole sin poder dibujar y en silla de ruedas, ‘El
Negro’ Fontanarrosa fue escritor y humorista gráfico.
Durante bastante tiempo
tuve colgado en la pared de la redacción unos dibujos del argentino. Eran
varios chistes en los que un periodista entrevistaba a un futbolista, a un
entrenador y a un presidente de club. Un buen recordatorio para un periodista
deportivo. Eran como los mandamientos. No tenía un póster con Maradona, no, tenía
a Fontanarrosa. Sus viñetas de trazo fino y en blanco y negro eran un regate
genial a la estupidez del fútbol profesional. Un remate de cabeza brutal para
un deporte que se transformó en negocio y que ya está casi más enterrado que su
pluma. En su ataúd, ese fútbol que nació en Inglaterra y se enamoró en
Argentina, se está corrompiendo raído por esos intereses económico-políticos
que lo pudren todo. La conspiración. Hay gente que siempre ve tramas ocultas,
manos negras y sectas diabólicas judeo-masónicas, mercantilistas manejando
árbitros, ascensos y descensos. El último en incorporarse a la fiesta de la
FIFA ha sido el FBI. Cada verano vemos más de un chanchullo con clubes y
televisiones dejando cañones más grandes que el de Colorado y ni parpadeamos.
Recuerdo a un
presidente narigudo espetando a su estrella: “Usted ha sido un fracaso
futbolístico, sin embargo pide una barbaridad de sueldo”. Y el futbolista le
responde: “Ah claro, y usted pretende que yo además de soportar la tristeza de
ser malo, sea pobre”. Podría ser Pernía y Tchité, lo bueno de Fontanarrosa es
que es universal. Tiene miles de viñetas geniales en las que un periodista
pregunta al futbolista, ya en la realidad este lance da para mil anécdotas pero
él consigue una vuelta de tuerca más. Filosofía pura. El reportero le pregunta
al mediocentro: “Pienso que usted fue el que mejor interpretó la filosofía de
jugar a un toque” y el jugador le responde: “Es cierto, toqué una sola pelota
en todo el partido”. Una respuesta ante el micrófono, el futbolista todavía
sobre el césped: “Pese a la derrota, el nuestro es un equipo con muchas
variantes. Una de esas variantes podría ser dedicarnos otro deporte”. Otro que
le pregunta por el partido perdido:
– Yo creo que la
derrota de esta tarde se debió a nuestra falta de concentración. Por eso San
Lorenzo nos superó claramente.
– ¿Cómo que San
Lorenzo? – dice el periodista sorprendido.
– Perdón, River.
O esa en la que aparece
un entrenador interrogando a uno de sus futbolistas: “Yo sé que jugador es el
último en enterarse de las transferencias, ¿pero a usted no le ha informado
nadie de que ahora juega para nosotros?”.
Era un humor blanco
angelical, el de Fontanarrosa, así que hacía reír y añorar el fútbol puro.
Afortunadamente, este autor de Rosario –era hincha acérrimo de Rosario Central– dejó
miles de viñetas y cuentos para hacernos reír en plena crisis (y ya perpetua,
me temo). Pero el mundo, y el fútbol, es una puñeta, así que ahora una de sus
viudas –tuvo dos mujeres– y un hijo pelean por los derechos de su obra
como si fueran delantero de Newell’s y defensa central de Rosario Central. Los
dos clubes de su ciudad que se juraron odio eterno. Fontanarrosa se partirá de
risa, y de lo otro, en su tumba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario