¿Se puede ser seguidor de un equipo de fútbol
que desaparece? Supongo que sí. Más me vale, dado el rumbo que ha tomado la
S.A.D. Real Racing Club, el conjunto de mi infancia, desvelos y celebraciones.
Las Sociedades Anónimas Deportivas nacieron para salvar a las instituciones del
balón y sanearlas. Precisamente, el club santanderino fue el primero de España
que se acogió a esta fórmula jurídica en 1992. Algo más de veinte años después
el fútbol español se encuentra mucho más abajo de un pozo que él mismo se
empeña en excavar más profundo. A Sísifo por lo menos le daba el aire de la
montaña, pero ese submundo del balón todo huele a cloaca. De los 172 millones
de euros que debía el fútbol español en el 92 se ha pasado a unos 4.000 en la
actualidad. Y ya estaba muy mal antes de la crisis bancaria y de que los
cimientos económicos del país se tambaleasen. Muchos dirigentes cavaban sin
freno en ese pozo sin importarles nada porque de vez en cuando se metían un
diamante al bolsillo sin que les viera nadie. Mientras ganaban dinero, honrado
jornal o lo que quieran pensar, sabían que ese agujero negro y sin fondo lo
taparía el Estado, los aficionados o que lo dejarían así con total impunidad
legal. Así no va como país y como potencia futbolera, porque de la gloria del
Mundial y de haber disfrutado de la mejor selección de la historia de este
deporte, todo será después decadencia. Llegará poco a poco, pero llegará. Eso
ocurre cuando no puedes pagar ni entrenadores de fútbol base ni árbitros.
Perder al Racing será como perder a un
familiar, se le seguirá queriendo aunque ya no esté. Además, en el caso de un
club de fútbol siempre nos queda la esperanza de que resucite dentro de esta
larga agonía que le espera durante la liquidación de la sociedad o que nazca de
nuevo siendo el mismo, en una especie de experimento genético. Ingeniería
administrativa y jurídica a la que la Real Federación Española de Fútbol ha
tratado de poner coto exigiendo lo que nunca antes hizo. Ser pobre cuando el mundo
es más pobre tiene estas cosas, que te pisotean todos y no hay limosnas. Sea el
mismo Racing, muerto y sujeto al caballo como El Cid, o un club resucitado
seguiré yendo al campo, animando, informando, queriendo, sufriendo y
disfrutando con él.
Hay vida después de la muerte, no es un adiós
es un hasta luego y todos esos tópicos. Lo cierto es que cabrea que el barquero
y sus perros ayudantes, los que han cruzado al club a la otra orilla, sigan
navegado por ahí como si fueran unos señores honorables. No te digo nada si ya
el muerto ni resucita y nos espera una vida de duelo. Un viudo se puede casar
con otra pero ser de otro equipo de fútbol… Eso es imposible
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